Se les llama pruebas de ultradistancia o ultrafondo a pruebas que superan la distancia del maratón (42.195 metros). Si hasta ahora el maratón suponía el reto por el que muchos corredores dedicaban su temporada, esta nueva modalidad es la que está ganando día tras día más adeptos.
En nuestro país se ha disparado el número de este tipo de competiciones, bien sea con una distancia determinada o con un tiempo determinado como las famosas 24 horas, donde los corredores tratan de cubrir la mayor distancia posible en ese tiempo. Las distancias que abarcan este tipo de pruebas suelen variar de los 50 kilómetros, hasta las prestigiosas 100 millas (casi 161 kilómetros) o pruebas por etapas que superan los 300 kilómetros.
¿Cuál es la razón de que se hayan multiplicado las pruebas de ultrafondo dentro del running?
Vivimos en una época donde el deporte representa una válvula de escape a todo el estrés generado por la rutina diaria. Muchos empiezan corriendo por la sensación de libertad que proporciona y muchos acaban participando a medida que mejoran sus capacidades físicas en pruebas de media distancia. Con el tiempo, el maratón llega a ser una distancia asequible, y una vez logrado se empiezan a buscar retos cada vez mayores, se busca llevar el cuerpo a su límite. Es el afán de superación que tenemos los corredores, junto con los avances en cuanto a formas de entrenamiento, nutrición, sistemas de recuperación y material deportivo los que propician que este tipo de pruebas no estén sólo al alcance de unos pocos.
Una de las grandes lecciones que me han dado en el último año es que todo reto conlleva una preparación y un descanso acorde al esfuerzo que se va a realizar. La mayoría de los corredores son conscientes de ello y planifican sus entrenamientos para adaptar el cuerpo al esfuerzo y poder llegar a su objetivo de forma gradual, aunque por desgracia cada poco tiempo aparecen en los medios de comunicación noticias sobre deportistas fallecidos en carreras, bien por falta de hidratación, por agotamiento, infarto…
Recorrer estas distancias, aunque el objetivo sea sólo cruzar la meta, no son un juego de niño, ni son tan fáciles como se nos hace ver. La percepción que hay actualmente es que cualquiera puede ser un ultrafondista, y por supuesto que cualquiera puede serlo, pero sin perder el respeto que se merece.
Competir en una carrera de 10 kilómetros habiendo entrenado 5 kilómetros es relativamente sencillo, pero enfrentarse a un maratón sin haber corrido varias medios maratones no es tan sano para el cuerpo, ni que decir de preparar un ultra sin haber hecho entrenamientos o competiciones de largas distancias. ¿Cuántos de vosotros conocéis a algún “nuevo” corredor que se haya estrenado como corredor hace poco y ya ha participado en un ultra o ironman? ¿Y cuántos de esos corredores terminaron lesionados? Por desgracia cada vez más. El cuerpo necesita la adaptación muscular, articular y mental a ese tipo de esfuerzo, y muchas veces esa adaptación puede durar varios años.
Si el maratón se te ha quedado corto y necesitas otro tipo de retos, ponte en manos de un preparador físico, que pueda proporcionarte las pautas y marcarte los plazos que necesitas respetando tus características como corredor. Citando a nuestro compañero Fernando, no olvides nunca que al margen de todas las razones a nivel competitivo o de marca deportiva debe existir una razón por encima de todo que no debemos olvidar, la diversión.